El Gabinete del Doctor Caligari ~ Alexander Escobar

El Gabinete del Doctor Caligari

El Mundo de Francis: El Gabinete del Doctor Caligari

Por: Alexander Escobar - Octubre de 2003



"...un mundo que hubiese sido creado en las tinieblas para nuestro placer, un mundo en el cual las cosas tendrían nuevas formas y colores, que estaría cambiado o que tendría otros secretos...". Oscar Wilde


A la hora de dirigir El Gabinete del Doctor Caligari, pareciera que Robert Wiene hubiese estado bañado por estas líneas de Wilde, de su libro El Retrato de Dorian Gray. La película invita a sumergirnos en otro mundo: el de Francis, el interno de un sanatorio mental, y es un mundo que, a través de los secretos de un "loco", huye del psicoanálisis y se revela como arte por medio del expresionismo alemán. Por ello, tal vez podríamos insinuar que para llegar a ser psicoanalista, antes que nada, primero se debiera ser artista; y quizá de esta manera el psicoanálisis, más allá de querer entender o interpretar, podría acercarse un poco a los miles de "Francis" que moran el planeta.

La mente de Francis es un mundo de lobreguez, de siluetas distorsionadas y sombras esquivas que dan vida a personajes que, a su vez, parecen ser otro mundo: Caligari, el psiquiatra que juega con los sueños de los hombres y los convierte en pesadilla; Cesare, el sonámbulo hecho profeta del infortunio; Jane, la diva impregnada de fatalidad por la cual "todos" nos jugamos la vida; Alan, el Paganini enamorado que debe morir para inspirar al héroe; y el propio Francis, el estudiante hecho detective bajo la influencia de alguna especie de "expresionismo policíaco".


Para Wiene aquel mundo que trascendía las barreras de un sanatorio mental, se manifestaría en su película, en cierto modo, como la libertad que se expresa en el arte y escapa a la cordura, porque en esta cinta todo parece escapar a ella. Tal es el caso del estudio de filmación, cuyos decorados pictórico-escenográficos, por la genialidad de sus formas y símbolos, dan la sensación de bifurcarse infinitamente hacia lo tenebroso y lo desconocido hasta desbordar la pantalla. También sorprende el diario que redacta poco a poco las actividades de Caligari: un libro que para algunos parecerá siniestro, pero que para otros es un documento melancólico que manifiesta la demencia científica que abunda en la vida cotidiana. El diario de Caligari es literatura en el cine que, a veces, pareciera evocarnos el recuerdo de la carta de despedida del Dr. Jekyll. Carta o diario, en su momento, han sido los responsables del esclarecimiento de algún misterio.

Pero al ver El Gabinete del Doctor Caligari, los críticos advierten el peligro que corre el cine cuando se limita, como diría Jean Cocteau, a "fotografiar sorprendentes decorados", refiriéndose con esta afirmación a lo riesgoso que resulta para la vitalidad de un filme disminuir la acción de la cámara y del paisaje natural (el montaje y el rodaje en espacios exteriores). Quizá este temor siempre brotará de la crítica si por un momento pensamos que El Gabinete del Doctor Caligari fue una novedosa obra escrita para teatro, tan genial que se ubicó en un lugar privilegiado de la historia del cine; una maravillosa obra de teatro cuya única función debía ser filmada para confundir a la crítica y ser proyectada como película. Aunque esto es solamente un invento ocioso, una malintencionada suposición, gracias a Robert Wiene el fantasma del teatro aún persigue a los críticos de cine, como la mirada expresionista de un sonámbulo que acecha al sueño.


EL GABINETE DEL DOCTOR CALIGARI
(Das Kabinett des Doktor Caligari)
Alemania, 1919. 52 min.

Dirección: Robert Wiene; Guión: Hans Janowitz, Carl Mayer; Productor: Erich Pommer, Rudolf Meinert; Fotografía: Willy Hameister; Música: Giuseppe Becce; edición: Monika Willi, Nadine Muse; Con: Werner Krauss (Doctor Caligari), Conrad Veidt (Cesare), Friedrich Fehér (Francis), Lil Dagover (Jane), Hans Heinrich von Twardowski (Alan), Rudolf Lettinger (Doctor Olson).

 
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