A MANERA DE BOLETÍN DE PRENSA No. 05
Palmira, Mayo 19 de 2012
Hay festivales que nacen por decisión
gubernamental. En su gran mayoría, son decisiones para ocultar la falta de una política
cultural. Se diseñan, simplemente, para sostener la imagen de distintas
alcaldías del país. Es un show que simula una política preocupada por la
cultura, pero cuyo fin es ocultar la tragedia de la sociedad: los altos índices
de homicidios y crecientes cordones de miseria de muchas ciudades colombianas.
El hecho, o la estrategia, no es nueva. Durante
la dictadura de la junta militar en Argentina, los miles de desaparecidos eran
borrados con el impacto del mundial de futbol de 1978 realizado en ese país.
Es el show para borrar, omitir y
engañar. Es la seducción del espectáculo con la orgía del olvido que bebe la
sociedad.
Por fortuna, hay artistas con dignidad.
Por ello nacen festivales que no se venden. El Festival Nacional de Teatro Popular: Teatro y Realidad Social, es
uno de ellos. Esta es su cuarta versión. En él están contenidos el espectáculo,
la alegría, la lucha y la memoria.
Tres días han transcurrido ya. Aún
faltan siete. Y hoy fue un día para rendir un homenaje al cantautor colombiano
Carlos Lugo, victima de un montaje judicial desde octubre del 2011, artista
detenido por el gobierno colombiano y por el cual los artistas hoy exigimos su
liberación.
IV Festival Nacional de Teatro Popular:
Teatro y Realidad Social